Continuamos sobre el tema de la cosmología Cristiana.
“… Y Dios separó entre la luz y entre las tinieblas, y llamó la luz día y la oscuridad noche”. Aquí vemos a Dios a denominar, esto de “llamó”, indica que Dios es el padrino espiritual de Sus creaciones, crea y atribuye nombres. Por lo tanto, todas en Dios están conocidas con sus nombres. Esto impresiona, pero al libro de Job y en otros libros de la Santa Escritura, vemos que Dios denomina las estrellas. Y así delante de Dios están conocidas con sus nombres. Esto significa que para Dios no hay nada desconocido. La denominación de todas las creaciones muestra que todas pertenecen al interés de Dios y todo en la providencia y agapi (amor) de Dios.
El hombre también adquirirá el poder de denominar las creaciones. Veremos, cuando hablaremos sobre la antropología Cristiana, una característica muy importante, que parece, tal como se describe en el libro del Génesis, como insignificante. Que el hombre fue llamado a denominar los animales. Dice que pasaron por delante de él los animales para darles nombres. Además, que el propósito de Dios era en que Adán percibiera que no existe un ser o ente que sea semejante a él y que todos los animales entre sí tienen su semejanza, (Gen 2, 19-20); es decir, que la oveja no era sólo una oveja, había más que una, etc. Para que Adán percibiese que estaba sólo y no había nada que se asemejara a él.
Esto básicamente sirve al plan de Dios que lo veremos más abajo. Pero también sirve otra cosa que indica que Adán tiene el poder de denominar. Como sabréis, los animales no tienen el poder de denominar. Porque el nombre expresa un concepto o significado y el concepto se crea sólo de un ser lógico. Por lo tanto, el que Adán tuviera el poder de denominar, esto expresa que Adán desde el principio tenía lógica. Por consiguiente, no era un animal que se desarrolló. Véis que dato más importante es esto. Es decir, no había un animal como es el mono que se desarrolló. Sino desde el principio de su creación el hombre tenía lógica, racionalidad. Sobre todo una lógica o racionalidad muy superior de la que tenemos nosotros hoy día, sus descendientes. Una lógica que en sus descendientes se oscureció. Pero esto lo digo de paso, lo diremos analíticamente cuando hablemos sobre ello. Para indicaros que Dios denomina y el humano, la icona, imagen de Dios también denomina. Y tal como el hombre debería tener conocimiento con los seres, así también Dios da nombres que expresa Su contacto, Su kinonía-comunión, conexión, unión de Dios con sus creaciones. Esto es muy importante. Tomad un maestro de vuestra escuela que conoce vuestros nombres. ¿Esto no tiene una importancia especial? Cuando os llama por vuestros nombres significa que hay un conocimiento, relación.
6´ Pero, aún, esta separación de luz y oscuridad no es una separación local, sino que es una separación de tiempo. Es decir, no dijo Dios que aquí estará la oscuridad y allí la luz. Es una separación de tiempo que indica metábole, cambio de los somas-cuerpos que pueden recibir o no la luz. Diríamos que la presencia de la oscuridad no es otra cosa que la falta de luz. Me diréis que esto muy evidente. Esto que hoy consideramos evidente, antes no era en absoluto evidente. También lo veremos analíticamente esto en la creación de las plantas, que la oscuridad se consideraba autoexistente y la luz también autoexistente. Sobre todo no sólo estaba deificando la luz por los hombres, sino también se deificaba la oscuridad. Por ejemplo, en la dualidad pérsica habían dos dioses el de la luz y el dios de la oscuridad el Ahrimán. Se consideraban como dos principios básicos, que luchaban entre sí, sin que nunca uno venza al otro en los siglos de los siglos.
8´ Así pues, la oscuridad se consideró como autoexistente. No es autoexistente. Esto lo dice muy bien san Basilio el grande, tiene un ejemplo con una tienda de campaña. Dice: “toma una tienda y verás que cae la luz encima y dentro tendremos oscuridad. Por lo tanto la oscuridad no es otra cosa que la falta de luz, es muy sencillo”. Tal como os dije hubo una época que no era evidente que la oscuridad es la falta de luz. ¿Así, qué significa aquí separación temporal (de tiempo) de la luz y la oscuridad? Pues, no significa otra cosa que el poder de la tierra de estar girando sobre sí misma y de esta manera estar creando el fenómeno de oscuridad y luz, es decir, esto que llamamos día con su noche (período de veinticuatro horas). Cuando, pues, Dios dice que inmediatamente separó entre la luz y la oscuridad, alude al giro de la tierra sobre sí misma y la creación de las veinticuatro horas del día con su noche. Por lo tanto, el cambio temporal, es decir, el movimiento de la tierra, es la causa creativa de la oscuridad y la luz, o sea, del día con su noche. “… y se hizo la tarde y se hizo mañana, ημέρα, μία (imera mía) día: primo, uno” (Gen 1,5). Esta expresión de los seis días creativos es un estereotipo. “… y se hizo tarde y mañana, día: primo, uno”, y lunes, martes etc, fijaos en esta expresión cómo se enumera el tiempo-cronos. Se hizo tarde y mañana, así que el contar, medir, se hace empezando de la tarde y acaba en la tarde.
Realmente el calendario hebreo el cambio del día lo tenemos desde la puesta del sol, ocaso a ocaso del sol. Este calendario hebreo obviamente no es igual que el astral. El calendario astral como sabéis es de medianoche a medianoche y aquí acaba el día y ya empieza el nuevo. 11´ Nosotros los cristianos en nuestro calendario eclesiástico mantenemos el calendario hebreo, pero sólo especialmente. Por eso veis que una fiesta empieza con el esperinós (víspera) y acaba la novena hora que es la última praxis de los oficios dentro de las veinticuatro horas. Empezamos con las vísperas con la puesta del sol, después el vespertino, después el oficio de medianoche, después los maitines, luego es la primera hora, después la tercera hora, la sexta hora y la hora novena. La primera hora es a las seis de la mañana. La tercera a las nueve, la sexta a las doce y la novena a las tres de la tarde. Así que los oficios de las veinticuatro horas son ocho. Las encontraréis dentro del gran himerológion (libro de calendario eclesiástico). Así que empezamos con las vísperas y acabamos con la novena hora. Por lo tanto la víspera es el comienzo de las veinticuatro horas. Creo que esto lo habéis captado, que nuestras fiestas empiezan con la víspera. Por ejemplo, en la fiesta de san Demetrio empezamos con la víspera y psalmodiamos los troparios de san Demetrio y no acaba la fiesta. El día siguiente acaba en la novena donde decimos que “la memoria del san Demetrio hemos celebrado, festejado” es decir, hemos terminado, hecho. E inmediatamente empezamos la víspera para el día siguiente.
En la práctica no cumplimos el calendario hebreo. Cuando hacemos ayuno no ayunamos desde la tarde, por ejemplo, el ayuno de los miércoles debería de empezar de la tarde del martes y terminar la tarde del miércoles. Pero no ayunamos así. Empezamos a media noche y terminamos la otra medianoche, es decir, seguimos el calendario astral. Esto os lo he dicho para justificar porqué tiene la frase “…y se hizo tarde y se hizo mañana, día: primo, uno” (Gen 1,5). Se hará tarde para cerrar el día y se hará mañana para que termine el día y vayamos al siguiente, etc.
Pero observemos una cosa. Aquí hay un problema. El llamado problema del día de la creación. Es aquello que los hombres ignorantes y profanos, que nunca leyeron la Santa Escritura, les distingue la incredulidad y se burlan de aquello que van a escuchar o escuchan de la Santa Escritura. Y dicen, bien, ¿en seis días Dios hizo el mundo? ¿Tan rápido se hizo el mundo? Nosotros sabemos por la ciencia que el mundo, por lo menos se ha hecho de una evolución de la tierra, por no decir del universo, en millones de años. Vosotros nos decís en seis días. Pues, hijos míos, qué creen, no tiene poder Dios de hacer la creación no en seis días, sino en un día y qué digo un día, en una centésima de segundo si quiere. En un momento del tiempo puede Dios traer de la nada, la existencia, es decir, del universo entero. ¿Se debilita Dios? ¿Para Dios existe tiempo? El tiempo es para las creaciones, no es para Dios.
A pesar de esto, me gustaría apuntaros lo siguiente: Cuando la creación cambiará, es decir, se hará nueva y ya al final cuando acabe la historia y entonces se hará todo nuevo; como dice San Basilio, “se hará regeneración o renovación de los elementos de la creación, pasará de la corrupción a la incorrupción y de la mortandad a la inmortalidad, no sólo de los hombres sino también de la creación.” Os lo dije también en un tema pasado, que el Universo tenía principio. ¿Tiene final? Sí, tiene final. ¿Qué es el final? ¿Anulación o pase a la nada, al cero, puesto que la creación está hecha de cero, la nada, es catástrofe y desierto, soledad? No. Es renovación y vida incorrupta e inmortal. Pero, os decía, que la creación entera resucitará y se hará nueva. Por lo tanto el cosmos-mundo terminará, pero no se hará cero. ¿Cómo se hará nuevo el cosmos, cuánto tiempo hará falta? ¿Hará falta el mismo tiempo que se creó el mundo?
Entonces, recordáis lo que dice el apóstol Pablo, se refiere a la resurrección de los muertos, pero los cuerpos que tomaremos serán los antiguos que los hemos tomado de la tierra y allí terminan, los depositamos,; como Adán que es de la tierra; es decir, que tiene elementos materiales. Dice pues, que esta resurrección de los muertos, o sea, el cambio de la materia de corruptible a incorruptible y de mortal a inmortal se hará en tiempo instantáneo.
En la epístola de los Corintios nos dice: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos (moriremos); pero todos seremos transformados, en un tiempo-átomo (indivisible), en un abrir y cerrar de ojos, en un instante, cuando sonará la trompeta la ésjatos (la última); Porque se tocará la trompeta y los muertos serán resucitados y nosotros los vivos seremos transformados.” 2ª Cor 15, 51-52). Nos informa que la resurrección de los muertos, el cambio de vivos y muertos de la corrupción a la incorrupción y la ascensión de los justos y a continuación la combustión del universo será instantánea, en tiempo-átomo (indivisible). Es decir, en tiempo cero, por decirlo de una manera. Para darnos una imagen que estas cosas se harán en tiempo cero, toma una formulación teórica o una palabra filológica y una imagen visible o práctica. Y nos dice que estas cosas se harán en átomo. El átomo quiere decir en un tiempo indivisible, lo mismo que podríamos decir de un trocito pequeñísimo de la materia que es indivisible. Es decir, en tiempo que no se puede cortar más, en este caso el segundo que es un tiempo grande, sino milésimas de milésimas de segundo. Significa tiempo muy pequeño, porque no podía ser captada, comprendida su expresión en átomo, tanto si se habla para la materia como para el tiempo. Pero para que sea entendido en su época dijo también un ejemplo, más gordo o amplio: “en un abrir y cerrar de ojos”. Lo mismo que tenemos las imágenes del cine que son imágenes fijas, esto prácticamente significa un tiempo muy pequeño. Se podría renovar, no tan sólo en un abrir y cerrar de ojos, sino también que se creara así.
Dios quiso que se transformara el cosmos-mundo dentro de millones de años y hacerse nuevo en un abrir y cerrar de ojos. ¿Creen que es una cosa pequeña la transformación de una creación en un tiempo de millones de años? Es admirable, como también admirable es “en un abrir y cerrar de ojos”. Para que aprendamos que Dios es potente tanto para una cosa como para la otra.
De todos modos lo que decimos seis días, no son seis días solares, sino que son seis días creativos, y el significado a continuación vamos a analizarlo.
Cuando decimos día (día con noche) entendemos veinticuatro horas. Pero el día con su noche presupone la presencia del sol. El primer día que ya tenemos la descripción de la luz, el segundo, la separación, etc. pero no tenemos la presencia del sol o por lo menos, como decíamos en una anterior homilía, no tenemos la presencia de la luz del sol. ¿Cómo, pues, tendremos la medición del tiempo, que la haría un observador que se encuentra en la superficie de la tierra y no existe distinción de luz y día? La distinción de luz y de día se hará sensible el cuarto día, que tenemos el sol que brilla ya sobre la tierra. Entonces, aquí indica que cuando dice “se hizo el día uno o primo” no da a entender el día con su noche de veinticuatro horas.
24´ Segundo: la palabra día en la Santa Escritura, en hebreo se dice “iom”, muy a menudo no significa un día de veinticuatro horas, sino un espacio de tiempo grande. En el mismo libro del Génesis encontramos este significado de espacio como grande del día. Está en el siguiente capítulo fila cuarta, en que dice Moisés: “Este es el libro del génesis del cielo y la tierra cuando se hizo, el día durante el cual hizo el Señor el cielo y la tierra” (Gen 2,4). Pero, antes nos ha dicho que Dios hizo el mundo en seis días. Ahora nos dice sobre el día que hizo el cielo y la tierra, es decir, el día que lo hizo todo. En este instante, pues, pone un día indiferente, sin referencia, que no se trata de un día de veinticuatro horas, sino de un espacio de tiempo grande. Así que con la palabra día contiene también los seis días. Todavía, el día de Dios, no es nuestro día. Dice el Apóstol Pedro: “…un día es ante Dios como mil años, y mil años como un día” (2ªPed 3,8).
Tercer punto. En la Santa Escritura predomina el concepto del tiempo condensado. Qué es este tiempo condensado. Dice san Basilio: “Tanto si dices día como siglo la misma cosa o concepto tendrás”.
Aún un punto más. Mientras que Moisés refiere para todos los días “…y se hizo tarde y se hizo mañana, día primo”, cuando llega al séptimo día dice que: Se hizo mañana, sin apuntar que se hizo tarde. ¿Cuál es el séptimo día? El séptimo día es el que pasamos ahora. Es decir, que vivimos en el séptimo día. Pero este séptimo día, que por un lado el sexto se hizo el hombre y por otro lado después de la creación del hombre empieza el séptimo día, y no se hace tarde, sino sólo mañana, significa que para este día también se hará tarde, pero aún no se ha hecho. ¿Cuándo se hará la tarde del séptimo día? ¡Mirad qué exactitud en la Santa Escritura! ¡Es asombroso! Nunca el hombre sería capaz de componer este tipo de texto con esta exactitud de expresión de las cosas, sino sólo si es el hombre zeópnefstos (inspirado de Dios) el que escribe. Hijos míos, el final del séptimo día es el final de la historia. Y cuando se acabe el séptimo día y se hará tarde, entonces se hará el octavo día. Por la que inmediatamente más abajo, os voy hablar.
Pero, atención. Puesto que no se ha hecho la tarde del séptimo día, entonces significa que los días creativos realmente no son días de veinticuatro horas, sino espacios muy largos de tiempo. Exactamente es esto lo que dice la ciencia, que para pasar de la forma no vida o no vivificada a la forma vivificada, es decir, a la vegetal y de ella a la animal y de la animal a la humana han pasado millones de años. De acuerdo diríamos. Porque los seis días creativos son largos o grandes espacios de tiempo. Todo esto que os quede grabado en vuestra mente, sea vuestra riqueza y lo asimiléis bien, para que por un lado vosotros estéis consolidados, asegurados; y por otro lado que en cualquier otro sitio, cuando escuchéis que hieren la Santa Escritura con argumentos y razones tontos, necios, -porque ellos también lo ignoran, – entonces si vosotros también ignoráis ¿qué pasa? Entonces vosotros también seréis engañados y arrastrados. El fin o propósito por el que atacan la Divina Escritura es que quieren atacar al Dios Creador y que el cosmos-mundo no tenía creador ni tenía principio. Lo mismo dice la ciencia del materialismo. El cosmos-mundo existía, existe y existirá siempre, según ellos. Pues, puesto que existía, existe y existirá siempre, ¿por qué tienes que tener miedo o temor de Dios, de juicio, de infierno, de paraíso, de ley ética? Además, si el hombre nació del mono, entonces es un animal y no tiene muchas responsabilidades. Por lo tanto no tienes que temer nada.
Mirad donde llegamos, por eso quiero con estos temas que os aseguréis, consolidéis y fortalezcáis. Para que digáis que existe Dios Creador y es Dios que gobierna y provee para Su creación; pero Dios también juzgará su creación; Dios lo ve y conoce todo. Por eso os dije antes que Dios dio nombre a sus creaciones, que significa que conoce todo. Así que podréis decir vosotros también como José ¿cómo voy a hacer este mal astuto e indecente acto, si voy a pecar delante de los ojos de mi Dios? Cuando se lo dijo la mujer de Petefrís. “Delante los ojos de Dios”. José tenía en los ojos de su psique-alma en su conciencia la omnipresencia de Dios. Dios lo ve todo, por eso tenía el sentido de Dios. Todo esto tiene mucho valor y sentido, para que no pequemos y vivamos la vida de virtud real. Por eso todas estas cosas que decimos tienen un carácter y sentido muy práctico. Por eso os ruego que los guardéis.
Pero os expliqué que el séptimo día, es decir, la tarde del séptimo día terminará cuando acabe la historia, es cuando el mundo acabará, en el sentido o concepto que Cristo otra vez volverá a venir. 33´ Cuando otra vez vuelva a venir Cristo, es decir, coincide la segunda presencia de Cristo con el segundo día del séptimo día, puesto que ahora aún no ha venido, y la vivimos. La primera presencia de Cristo se hizo dentro del séptimo día. Pero, ¿qué empezará después del séptimo día? Empezará el octavo día. ¿Y cuál es este octavo día? Es el día que tiene sólo mañana y ya no tiene tarde, ni se trata que alguna vez tenga tarde. Es la Realeza de Dios. Por eso en el canon de la Pascua decimos el “día sin crepúsculo”, el octavo día. El “día sin crepúsculo”, ya no atardece, ya no oscurece, ya no anochece, ya no termina.
Me diréis que arbitrariamente dice esto. Claro que no. Aún hasta la misma letra nos ayuda a interpretar sobre lo relativo. Escuchadlo; atención a un detalle gramático: “…y se hizo tarde y se hizo mañana, día primo o uno”. No dice día primero. Sino que dice “día primo”, o sea, más abajo dirá “segundo día” mientras tendría que decir día dos pero dice segundo. Lo que decimos segundo día, tercer, cuarto, que Dios crea los días creativos, son nuestros conocidos números tácticos. En cambio al contrario cuando decimos, primer número, segundo, tercero etc. estos son los números absolutos, esto es de la gramática. En vez pues de utilizar número táctico y decir día primero utiliza número absoluto y dice día primo o uno. Y por un lado para el primer día dice “día primo o uno” utiliza número absoluto, por otro lado para el resto de los días utiliza número táctico, es decir, segundo, tercero, etc. Y para el primer dice día primo o uno, no primero. Esto significa que no tiene sintaxis gramatical, debería decir día primero, no día primo, o uno. Sí, es sin sintaxis, pero lo dice a propósito. (Esto en Griego se llama solecismo, que hay que tener mucho en cuenta los escritos helénicos). Para provocar la atención del lector sobre este día primo. Y que este día primo tiene algo particular y especial. Este particular y especial cuál es; Vamos al Nuevo Testamento y lo veremos.
En el Nuevo Testamento dice en “primo, uno de los Sábados”, sábado quiere decir semana. Cuando dice “primo, uno de los Sábados” quiere decir el primer día de la semana. Si el sábado era el séptimo, entonces ¿cuál es el primer día de la semana? Es este que hoy nosotros llamamos domingo, es el primero. ¿Cuál es el segundo día de la semana? Es el lunes (en griego segunda), martes (tercera) etc. a partir de aquí va normal el orden. (Los helenos empezamos la semana desde el Domingo, lunes, martes, en cambio en España empieza por lunes, martes etc.) Pero no dice el primero de la semana sino el primo, uno de la semana, el primo de los sábados, “… el primo de los sábados con las puertas cerradas…“, se hizo la Resurrección de Cristo. ¿Porqué aquí también pone el número absoluto y no pone el número táctico, para provocar la atención del lector. Y que este día primero ahora no es como el primero que se hizo la creación sino que tiene algo más distinto, especial. ¿Qué? Por un lado el primer día se hizo la luz, por otro lado aquí el primer día que empieza la semana se hace la resurrección de Cristo. 38´ Pero el día que se hizo la luz tenemos algo particular, especial, que es la creación del mundo. Cuando Cristo resucita tenemos algo particular, especial, que es el sello, la presuposición, la declaración, la prueba de la recreación del mundo. Es decir, que el mundo se hará nuevo. “He aquí, todo lo hago nuevo, cuando vuelva” dirá Cristo cuando resucitó. Entonces, el primo, uno de los sábados es el octavo día, porque el séptimo es el sábado. Pero ahora, más abajo enumerando, decimos el primo, uno de los sábados y es el octavo día. Este octavo día, el primo de los sábados, el principal y soberano, tal como dice el canon de la Pascua, la Fiesta de las fiestas, y el festejo de los festejos, es el día que se hará la Segunda Presencia de Cristo y entrarán en la realeza de Dios todos los divinizados, santos. Exactamente por eso se dice también el nuevo día, el octavo día, el día de la realeza de Dios y el primo, un día de los sábados.
Los padres de nuestra Iglesia, a menudo, consideran y utilizan mucho la expresión “el séptimo día” como “sabatismo”. Y dicen: Puesto que hoy estamos al séptimo día, en esta vivimos, pero el séptimo día es el sábado que Dios ya no crea nada nuevo sino que simplemente mantiene. Cuando morimos, entonces sabatizamos. Cristo sabatizó el Sábado Santo, murió el viernes y el sábado sabatizó y el domingo resucitó. Sabatizar quiere decir descansar. Es decir, moriremos, -y deseo que vayamos al paraíso no al hades-, y allí al paraíso, las psiques como psiques no hacen ninguna obra, nada. ¿Qué hacen? Pues, sabatizan, es decir, descansan. ¿Y qué esperan? Allí esperan el octavo día, es decir, esperan el día de la resurrección de los muertos.
Cuando resuciten los muertos, es decir, cuando el ángel suene la trompeta y entonces la psique del hombre se revestirá el antiguo cuerpo, aquel que se ha desgastado, disuelto en la tumba y se hizo tierra, el antiguo cuerpo. Este cuerpo antiguo, hijos míos, Cristo lo resucitará en este ésjato (último) día, este es el día ésjato del séptimo, el del sabatismo. Y Cristo lo resucitará con su dinamis y entonces cada psique sea piadosa o impía, se unirá con su antiguo cuerpo; y si esta psique con su cuerpo trabajó cosas piadosas, si trabajó la continencia, porque ahora tenemos la parte parcial de la semana que es el trabajo del hombre. Dice el Señor: “Hasta que tengáis la luz trabajáis, cuando la luz se vaya y se hace de noche, no podéis trabajar”. ¿Y cuál es la noche? Es el sabatismo, es la muerte. ¿Y cuál es la luz? Es el día que vemos para trabajar ¿Qué día? Nuestra vida. “Hasta que tengáis la luz trabajad.” El qué. La virtud. Tenemos que trabajar la virtud; y cuando hayamos trabajado la virtud, entonces habremos trabajado la engratia (continencia, autodominio, abstinencia, ayuno), la pureza, la candidez. He tomado estas virtudes que se refieren al cuerpo y cualquier cosa que se refiera contra el cuerpo, que se hace por la pureza y amor a Dios; entonces cuando resucitaremos, este cuerpo nuevo que tomaremos no será nuevo, será el antiguo, pero será renovado; esto quiere decir resucitado; y este cuerpo será incorruptible e inmortal; la psique se volverá a reunir con este cuerpo renovado y si este cuerpo salió con esta virtud, francamente, se presentará delante del Juez Cristo. Pero si ha salido con un cuerpo que se ha ensuciado con la indecencia, con borracheras, con varias suciedades; por ejemplo cuando uno se emborracha, fuma o toma drogas, desprecia y ofende la psique y también el cuerpo; pero con este cuerpo, ¿cómo se va a proyectar delante de Cristo? este tipo de existencias, de forma de vida, son inadecuadas para la realeza de Dios; y entonces escucharán aquello: “…vayan al fuego eterno”, que es un infierno, que es fuego incorruptible, interminable y los cuerpos se queman sin desgastarse; es decir, corrupción incorruptible y muerte inmortal. ¡Terrible!
Este, pues, hijos míos, es el octavo día y este el séptimo día en el cual debemos de sabatizar como os expliqué; es decir, de una manera u otra sabatizaremos, debemos trabajar y sabatizaremos en la tumba, esperando el paraíso. Deseo para todos la resurrección.
Todas estas cosas son grandiosas. Veis que directamente el Antiguo Testamento y el Nuevo conectan entre sí, no son separados el uno con el otro. Veis, pues, que desde el primer capítulo del Antiguo Testamento hasta los últimos capítulos del libro del Apocalipsis del Nuevo Testamento, se refieren a los ésjatos (los de antes, ahora y después de la muerte) de la creación y el juicio que hará Dios y Cristo que volverá a venir; veis cómo están conectadas. Nuevo y Antiguo Testamento, hijos míos, son un libro, el libro de Dios, que viene a decirnos la gran verdad, que Dios hizo el mundo, Dios renovará el mundo y entonces dentro de este mundo no habrá ni vivirá más que la justicia, la virtud y la santidad. El mal, la maldad ya definitivamente habrá pasado y condenado. Así pues, dignifiquemos y valoremos el séptimo día, antes que aún se haga el segundo día después de este; y también que con la muerte y en la tumba sabaticemos. Amín.